Este ya consagrado estudio de arquitectura valenciano ha conseguido aunar en una casa todas las virtudes y características positivas que tiene el aluminio para poder denominarse “La Casa del Aluminio”
En este espacio minimalista Fran Silvestre ha conseguido combinar conceptos estéticos con aprovechamientos técnicos llevados hasta el límite. Sobre una estructura compacta de hormigón encofrado, ha realizado un hábitat casi sin obstáculos en el que lo horizontal es la ley. Las estancias claras y diáfanas concluyen en una dimensión de grandes ventanales que abren las terrazas al agua, al sol y al aire. Los cerramiento son una prístina lámina de transparencia que nos transporta a un mundo exterior de arboles y espacios abiertos.
Fran Silvestre ha sustituido sencillamente, muros por vidrio, para que la luz que entra por claraboyas y lucernarios, se expanda con facilidad deslizándose por el mármol y el aluminio. El recubrimiento de la estructura está realizado con paneles que se disponen linealmente para acentuar el imperio de lo horizontal y minimalista.
Nada contamina a los materiales, piedra y aluminio se muestran realmente simples y desnudos al espectador, lo que le da una fuerza muy especial. A veces oculta la intimidad familiar con su versión lateral más opaca y otras favorecen el eje longitudinal y diáfano de las habitaciones al exterior creando terrazas ocultas al sol en el norte y luz radiante al sur. Aluminio que viste como una piel los ángulos ortogonales de la edificación, aluminio que marca y perfecciona las formas, aluminio que da nombre a una casa.
Las formas simples y contundentes se consolidan ayudadas por el aluminio, que las refuerza y muestra con toda su rotundidad. Ningún otro material dota de esta fuerza especial a una casa, subrayando un diseño de líneas pura que abre el interior y lo hacer penetrar en la naturaleza, porque el aluminio reciclable es naturaleza.